Con profunda rabia, dolor y tristeza recibimos la noticia del vil asesinato de nuestro compañero Álvaro Sebastián Ramírez.
Álvaro fue ejecutado a balazos el día de ayer en su domicilio de Santa Cruz Xoxocotlán, Oaxaca. Ejecutado con toda la sangre fría con la que los asesinos cobran las deudas a aquellos que levantan la cara, miran la vida de frente, y deciden afrontar la lucha hasta las últimas consecuencias.
Alvaro fue preso político y de conciencia de la región Loxicha, adherente a la Sexta Declaración de la Selva Lacandona, defensor de derechos humanos, maestro, padre,hermano, abuelo… Luchó por la tierra y el territorio y contra todos los caziques, y sus pistoleros que ahogaban la tierra y a los que la habitaban con agresiones, violaciones, desaparición, asesinato, desplazamiento y terror. Durante cuatro años y medio los familiares de las personas presas, desaparecidas y represaliadas por esta represión estuvieron en plantón en exigencia de justicia, libertad, presentación con vida de los desaparecidos y fin al periodo de terror impuesto en la región Loxicha.
El 15 de septiembre de 1997 Álvaro fue secuestrado por un grupo especial de la Policía Judicial de Oaxaca. Fue torturado física y psicológicamente durante 11 días con la total intención de romperlo. Y no sólo a él, también las amenazas en las torturas se extendían a sus familiares y personas queridas convirtiéndolas en moneda de chantaje para obligarle a declararse culpable de pertenencia a un grupo armado con el supuesto grado de mayor.
Finalmente Álvaro firmó y puso sus huellas a más de 100 hojas en blanco y con membretes que sirvieron para fabricar su caso y armar los 11 delitos posteriores que le fueron imputados, entre ellos homicidio calificado, homicidio en grado de tentativa, privación ilegal de la libertad, terrorismo y conspiración.
Y no solo él, mas de 150 personas fueron secuestradas, torturadas y obligadas, bajo la misma táctica de fabricación de culpables, a firmar hojas en blanco para auto incumplarse.
Álvaro fue juzgado y condenado a 27 años de prisión, lugar donde ingresa el 26 de diciembre de 1997. 19 años y siete meses después fue excarcelado, al alcanzar el beneficio de liberación temprana por cumplir dos tercios de su condena, el 7 de julio de 2017.
20 años de una vida robados, 20 años de sueños, de planes de futuro, de abrazos a su familia. 20 años de vida gris, en una cárcel gris que pretendía pintar de gris su futuro y esperanza.20 años detrás de unos muros que pretendían callar su voz, borrar su existencia, y doblegar su resistencia. Un gris que Álvaro nunca aceptó, un silenció que nunca acató y unos muros que jamás le doblegaron porque su resistencia nunca cejó. 20 años de traslados, de maltrato, de aislamiento, de violencia, pero también de lucha.
Pero eso no les bastó; no era suficiente tanto dolor, tanta miseria, tanta crueldad, tanta maldad. Era necesario arrancar su vida, era necesario acribillarlo a tiros. Necesario sembrar el dolor en su familia y arrancar el abrazo de abuelo, de padre, de hermano, de compañero, de amigo.
Álvaro, compañero, te arrancaron de nuestro abrazo, pero te sembraremos en nuestros pasos. No vamos a dejar que tu voz se apague, jamás vamos a permitir que tu nombre se borre de la historia, y de nuestra historia. No pueden las balas con tanto futuro, aunque ahora se nos atore el dolor y la rabia en la garganta y queramos escupirlas lo más lejos posible de tu cuerpo y de tu camino.
Sería muy absurdo reclamar justicia. ¿justicia de manos de quién, de los que te robaron la libertad? ¿De los que regalan impunidad día con día? ¿De los que se calzan el cinismo para pisar pies descalzos? ¿De los que siembran muerte y terror? ¿De los maestros de un teatrillo vestido de izquierda, derecha o centro?
No, ya aprendimos la lección, y hoy nos la vuelven a enseñar con sangre y balas.
Ojalá, algún día seamos capaces de alcanzar ese mundo con el que soñabas, y por el que luchabas. Un mundo en el que las lecciones venían de un maestro que apostaba por la educación y organización como herramientas de paz, futuro, vida y dignidad.
Tienes nuestra palabra que lucharemos por que así sea, y estarás presente en los pasos, en la lucha y en la victoria.
Para tu familia, compañeras y compañeros, para tus seres queridos y amigos vaya nuestro más fraternal abrazo con todo el amor de nuestro corazón.
Hasta siempre compañero, que la tierra, esa misma que amaste y defendiste, te sea leve y te abrace en nuestro nombre.