La justicia chilena ha dictado, a principios de mayo de 2024, una sentencia condenatoria hacia el líder indígena de la CAM, Héctor Llaitul, quien llevaba más de 2 años en prisión preventiva acusado de varios delitos contra el Estado de Chile. La condena, de 23 años, privará al “comandante Héctor” de su libertad por defender el derecho a la autodeterminación y autoorganización de las comunidades indígenas u originarias.
Héctor ha sido espiado por la policía de Chile y se le ha acusado de “incitación a la violencia, uso de armas de fuego, usurpación violenta, hurto de maderas y atentado a la autoridad”. Según estos informes policiales, Llaitul es la persona que se encargaría de planificar, coordinar y ejecutar acciones dirigidas contra los planes del Gobierno consistentes en dar más poder a empresarios y en detrimento de los derechos del pueblo mapuche, en conflicto contra el Estado por su negación sistemática a reconocerles como comunidades originarias y por lo tanto con legitimidad a organizarse como tales en determinados territorios, así como al uso de sus recursos naturales, el uso de su lengua o dialectos, la defensa de su cultura, el desarrollo de sus costumbres, etc.
Llaitul, comunero mapuche, es un defensor convencido de la autonomía de los territorios de su pueblo, y defiende la autoorganización de sus gentes, por eso trabaja en la reconstrucción de estos lugares donde han vivido siempre, desde sus ancestros hasta sus hijos y nietos. Sus palabras, tras conocer la sentencia que lo va a mantener encerrado durante más de dos décadas, fueron contundentes y no mostraron arrepentimiento, sino una enorme dignidad y esperanza ante la adversidad y la incertidumbre. Él considera que, encerrado o no, -vivo o muerto-, el conflicto del pueblo mapuche continuará siendo una realidad, precisamente porque se ha criminalizado por parte del Estado, y ante la opinión pública –tanto nacional como internacional-, su legítima lucha a defenderse de los ataques del sistema colonial que impera en esta parte del planeta”.
Las causas contra Héctor Llaitul
Héctor, de 56 años, fue a la Universidad de Concepción (ciudad de Concepción de Chile, en la zona de Biobío). Allí estudió para formarse como trabajador social. Fue durante estos años cuando Llaitul toma consciencia y empieza a militar en las filas del Movimiento de Izquierda Revolucionario. Más tarde formará parte del Partido Comunista de Chile, durante los años duros de la dictadura militar de Pinochet (1973-1990).
Pero la mayor parte de su actividad la ha llevado a cabo a través de la ‘Coordinadora Arauco-Malleco’ o ‘CAM’ por sus siglas. Está considerada, según los medios burgueses y del sistema, la primera organización de origen mapuche que comenzó a utilizar la “violencia” en la lucha por sus reivindicaciones. Pero de nuevo, aquí, habría que plantearse la reflexión sobre lo que es o no es “violencia” o “violento”. ¿Son los asesinatos de comuneros indígenas “violencia”? ¿Es “violencia” el saqueo constante de los recursos y de los territorios de cientos de comunidades indígenas que viven en armonía con la naturaleza desde hace siglos? ¿Es “violencia” imponer leyes y normas a personas que llevan décadas organizadas en función de sus costumbres y culturas en paz con sus comunidades y las de su alrededor? ¿Acaso es “violencia” expulsar a cientos de personas indígenas de sus territorios para que determinadas multinacionales dispongan de los mismos para aumentar sus beneficios mientras acaban con la fauna y la flora de estos entornos?
El debate sobre el “uso de la violencia” en defensa del derecho a la autodeterminación de los pueblos puede ser largo y dar para muchos artículos, pero desde nuestra organización, Confederación General del Trabajo, quizás fuera más correcto llamarlo “acción directa”. Porque cuando te despojan de todo para poder vivir, también lo hacen del miedo y por lo tanto la lucha cobra otro significado.
Desde la Secretaría de Relaciones Internacionales de la CGT exigimos al Estado chileno la puesta en libertad del comunero mapuche Héctor Llaitul, y animamos a toda la sociedad civil, así como a todas las organizaciones que defienden los derechos de los pueblos a la autodeterminación y autoorganización, a conocer la historia de las comunidades indígenas asentadas en estas zonas del planeta, uniéndose en la defensa del sentido común y contra la dictadura del capital.
¡Libertad Héctor Llaitul y Justicia para el pueblo mapuche!
Secretaría de Relaciones Internacionales de la CGT.