Cargill, compañía multinacional americana dedicada a la extracción de aceite, envasado y venta a granel, con cuatro centros de trabajo en España, repartidos entre Sevilla, Córdoba, Reus y Martorell, ha anunciado el cierre de la planta sevillana, donde trabajan unas 100 personas. La empresa alega que la planta ha dejado de ser rentable.

La noticia para la plantilla ha sido un mazazo, habiéndose convocado unas jornadas de paro y movilizaciones aprobadas en Asamblea, que comenzarán el próximo día 4 de febrero.

La noticia para la plantilla ha sido un mazazo, habiéndose convocado unas jornadas de paro y movilizaciones aprobadas en Asamblea, que comenzarán el próximo día 4 de febrero.

El pasado 24 de enero, una representación de la empresa formada por directivos americanos, franceses, los directores de la planta y gestores catalanes, le comunican al Comité de Empresa, que había sido convocado de urgencia el día antes, que es intención de la compañía el cese de la actividad en toda la planta. Este comunicado es verbal y les convocan a otra reunión que tendrá lugar el 31 de enero a las 11 horas, en la misma planta. En ese mismo acto, la empresa dice que está dispuesta a un plan de recolocaciones entre Cataluña y Europa. Posteriormente le comunican al resto de la plantilla esta situación, en una reunión con los que estaban en la planta.

Hace dos años, la empresa cerró ya la parte de la planta sevillana que se dedicaba al refinado, porque previamente habían llegado a un acuerdo con la empresa catalana LIPSA (Lipidos Santiga), en la que Cargill controla un 5%, mediante el cual Cargill le provee el aceite en crudo a LIPSA y esta a su vez le vende a Cargill el producto refinado para envasarlo. Desde hace unos meses, el envasado registraba escasa actividad, no así la extracción del crudo, que se sigue vendiendo a otros proveedores como Sovena o Migasa. El sentir de los trabajadores es que este acuerdo ha servido para vaciar de contenido la actividad de la planta en una acción premeditada.

El Comité de Empresa está formado por 5 delegados, de los cuales 3 son de UGT, uno de CCOO y uno de CGT. Por otra parte, en el envasado, hay una junta de personal formada por 3 delegados de UGT.

Para CGT este tipo de empresas, al contrario de lo que dicen en sus numerosos protocolos y acuerdos propagandísticos, representan el verdadero rostro de la depredación capitalista, que usa los alimentos, los productos de la tierra y la mano de obra, como valor especulativo, sin importarles cual es la desoladora huella de destrucción y hambre que dejan a su paso. Esto, unido a lo que está ocurriendo en todos los sectores del estado español, con más de 6.000.000 de parados, nos impulsa a combatir estos actos, organizándonos, y armándonos política e ideológicamente, pues no hay otra solución al proceso de deterioro que sufrimos dentro del sistema, que hacernos como trabajadores cargo de nuestro destino.


Fuente: Comunicacion CGT Sevilla

El cierre de Cargill-Sevilla, una acción premeditada