Nuevamente, se prepara una “Gran Agresión” contra la Clase Trabajadora, igual que ocurrió con los Pactos de la Moncloa. Nuevamente, el trabajo sucio de disciplinarnos, para servir a los intereses del capital, de impedir las revueltas sociales que se intuyen cuando pase esta crisis sanitaria, vendrá de la mano de los llamados con insultante eufemismo “Agentes Sociales”, es decir, los Sindicatos del Régimen.
En el estado español hay más de 200 sindicatos, pero solo se refieren a dos, UGT y CCOO, y no es que sean olvidadizos, al contrario, saben que son los que se van a aplicar con mayor contundencia y efectividad en la defensa de los intereses del Gran Capital y de sus siervos, este gobierno y los sucesivos, lo que claramente significa traicionar a quienes dicen representar, la Clase Trabajadora.
Este nuevo Pacto que, según parece, le van a llamar “Acuerdos de San Jerónimo” y lo van a llevar a cabo cuando la Clase Trabajadora está confinada en sus casas (quien tiene suerte de tener una), atemorizada por la crisis sanitaria, con los medios de comunicación y las calles tomadas por el ejército y las fuerzas de seguridad, en una exhibición de fuerza sin precedentes.
La Clase Trabajadora no va a estar representada en esos acuerdos, no va a ser consultada ni tenida en cuenta, como no lo ha estado nunca en este modelo de Pactos, en los cuales, siempre ha salido más desprovista de derechos y libertades, de capacidad de organización y de negociación, más empobrecida y embridada, menos protagonista de su propio futuro y más arrinconada al conformismo sumiso por la impotencia colectiva que generan.
CGT y las otras organizaciones sindicales invisibilizadas, los innumerables colectivos sociales que luchan por un mundo más justo e igualitario, debemos tomar conciencia del poder colectivo que tenemos y disponernos a recuperar las calles para defendernos y transformar el modelo social que nos tienen preparado.
Tenemos que recuperar los Servicios Públicos que regalaron a sus amiguetes, establecer una Renta Básica de las personas Iguales (RBis), universal e incondicional, para que el empleo asalariado no sea una condena bíblica sino una opción de vida elegible, desde las necesidades básicas vitales cubiertas, obligar a un verdadero reparto de la riqueza que generamos entre todas, tenemos que poder participar, de manera directa y no representativa, horizontal y solidaria, en todas las cuestiones que nos afectan para desarrollar un proyecto de vida digno.
Debemos obligar a la Banca a devolver el millonario rescate que les hicimos con nuestro dinero, a las grandes fortunas, a la monarquía, a la Iglesia, a los personajes que saquearon con la corrupción nuestra riqueza colectiva, debemos obligarles a que lo reviertan a la Comunidad.
Para impedir esto es para lo que pretenden este engañoso “Pacto de la Reconstrucción” o como quieran llamarlo. Para esto se van a conjugar el capitalismo, el gobierno y los llamados “agentes sociales”. Saben que nos van a machacar, ya lo están haciendo, y pretenden conservar sus inaceptables privilegios a costa de la mayoría social.
Colectivamente somos muy fuertes, imparables. Juntas podemos cambiar todo lo que nos propongamos. Pues estemos preparadas para ejercer con firmeza, coherencia y rebeldía, este potencial transformador que, si lo desarrollamos, debe conducirnos a un modelo de sociedad en Igualdad, Apoyo Mutuo, Autogestión y Justicia social.