Una trabajadora del Servicio de Limpieza Urgente (SELUR) del Ayuntamiento de Madrid ha demandado a la empresa Urbaser S.A., concesionaria de dicho servicio, y al propio consistorio, por vulneración de derechos fundamentales a raíz de haber sufrido ya dos intoxicaciones en su puesto de trabajo, motivadas por la falta de medidas de seguridad y de los equipos adecuados para la manipulación de los productos utilizados habitualmente por este servicio.

El producto concreto que ha causado dichas intoxicaciones se llama Epo Gon Thick, y es un decapante utilizado en los servicios de limpieza de pintadas. La exposición sin el material adecuado (gafas de protección, mascarillas y guantes especiales) a este producto puede provocar, entre otros efectos nocivos, nauseas, mareos, irritación de ojos y garganta o quemaduras cutáneas. Un contacto prolongado puede afectar al sistema nervioso central, dando lugar a enfermedades degenerativas del cerebro. Esta sustancia es posiblemente carcinógena para los seres humanos.

La primera intoxicación tuvo lugar a finales de 2005, cuando la trabajadora se encontraba efectuando su labor en un parque sin el material adecuado para la manipulación del producto, al que estuvo expuesta durante cerca de 6 horas, pues era un servicio que corría especial prisa dado que el Alcalde de Madrid, Alberto Ruiz Gallardón, iba a realizar un acto de inauguración allí al día siguiente. Con motivo de esta intoxicación, la trabajadora, Susana D.R., tuvo que ser hospitalizada. A su entrada al hospital, los médicos no pudieron tratarla porque la empresa no revelaba cuál había sido el producto causante de la intoxicación, teniendo que ser la madre de la trabajadora quien hiciese la averiguación para que a Susana se le pudiese administrar la medicación adecuada.

A partir de esta fecha, la empresa conoce el historial médico de Susana, que padecía de asma, agravado por la intoxicación. No obstante, continúan destinándola a servicios en los que queda expuesta a Epo Gon Thick sin la protección adecuada, haciendo caso omiso de sus objeciones. En junio de 2007, obedeciendo una orden directa de la empresa, la trabajadora acude a realizar otra limpieza de pintadas en el intercambiador de Aluche. Como resultado, al terminar la jornada se ve obligada a acudir al hospital por presentar claros síntomas de intoxicación. La empresa se negó a reconocer ésta como accidente de trabajo, acentuando así también el cuadro depresivo que venía presentando Susana tras la primera intoxicación y el trato que estaba recibiendo por parte de sus superiores. El 15 de septiembre sufre un nuevo accidente laboral, golpeándose en la muñeca con una manguera de presión que estaba manejando ella sola, también por orden expresa del capataz, pese a que dicha manguera debía ser manejada por al menos dos personas. Desde entonces, la trabajadora se encuentra de baja por las lesiones sufridas y por agravamiento de su cuadro depresivo.

La solución de la empresa a este conflicto, hasta el momento, es que la trabajadora firme la baja voluntaria y se vaya sin hacer ruido. Susana no está dispuesta a salir por la puerta de atrás. Su salud se ha visto afectada seriamente como consecuencia de su actividad laboral y pide una reparación y un reconocimiento por parte de la empresa de manera que ningún otro trabajador sufra una nueva intoxicación por desarrollar su trabajo sin las medidas y equipos de seguridad adecuados. La CGT hace suyas las exigencias de Susana y seguirá trabajando por el cumplimiento de las medidas de seguridad y prevención de riesgos laborales.


Fuente: Gabinete de Prensa Confederal CGT