La Federación de Enseñanza de CGT llevaba un tiempo alarmada por las declaraciones y actuaciones que se estaban produciendo en diferentes Comunidades Autónomas de cara a la planificación del próximo curso escolar. Desde Andalucía a Aragón o Catalunya, pasando por Extremadura, las dos Castillas o Madrid, desde la cornisa cantábrica a la vertiente mediterránea, y sin olvidar las Comunidades Insulares y ciudades autónomas del Norte de África, ninguna señal de vida inteligente por parte de las respectivas autoridades educativas.

Ningún indicio de que el próximo curso se planteará desde la óptica del necesario refuerzo de la Educación Pública en los cinco frentes que entendemos imprescindibles para afrontar las consecuencias del confinamiento escolar vivido este curso y prevenir y anticipar su posible repetición:

  1. Una reducción de las ratios de alumnado por aula y un replanteamiento profundo de las necesidades de espacio de los centros escolares.
  2. Un incremento importante de personal docente y de administración y servicios.
  3. Una apuesta seria para mejorar los medios y recursos digitales públicos.
  4. Adoptar medidas de choque para evitar la brecha digital y social de gran parte del alumnado y de sus familias.
  5. Reforzar las medidas de seguridad y protección de riesgos en los centros educativos.

Con rabia e indignación hemos ido contemplando cómo diversas Comunidades Autónomas (Madrid, Extremadura, Andalucía, Aragón …) planteaban un inicio de curso basado en una pasmosa vuelta a la vieja normalidad, corregida y empeorada, como si nada hubiera pasado este año ni pudiera volver a pasar; maquillado, eso sí, con propuestas de recuperación de aprendizajes y atención a la diversidad  del alumnado que presuponen que con menos efectivos docentes se prestará una mayor y mejor atención individualizada y se podrá planificar una posible vuelta al escenario virtual menos improvisada.

Ingenuamente, hay quienes habían confiado en una intervención mesiánica del supuesto gobierno progresista del Estado, que vendría a poner sentido común y a forzar medidas de disminución de ratios e incremento del personal docente y de apoyo en los centros escolares; hipnotizados, tal vez, con declaraciones de Celaá, la ministra, sobre 2 metros de espacio vital por puesto escolar, 15 alumnos y alumnas como máximo en cada aula, servicios de limpieza reforzados… Pero, paulatinamente, las declaraciones públicas de la ministra se iban suavizando, las medidas de distanciamiento podían relajarse… y se han relajado tanto que, al ver las propuestas del Ministerio, alguien podría llegar a pensar que se les ha ido el vientre.

14 medidas puestas sobre la mesa que la mayoría de las Comunidades Autónomas se han apresurado a aceptar, porque ni en el mejor de sus sueños podían sentirse tan libres para no sólo no incrementar la inversión educativa, sino poder seguir recortando unidades y profesorado, que hay cosas más atractivas en las que gastar el dinero público que gestionan y la limosna extra que van a recibir. Cosas que tal vez puedan acarrear suculentos contratos con empresas, no como los salarios, que no dejan margen de mordida.

14 medidas que no suponen ningún compromiso de mejora por parte de las administraciones, y lo fían todo a que los centros escolares y el personal docente se sobran y bastan con los recursos que ya tienen, incluso con algo menos, para mejorar la educación y afrontar, llegado el caso, el retorno a lo virtual en mejores condiciones, gracias a todo lo que se ha aprendido este año.

Tras repasar los 14 puntos del acuerdo en un comunicado, la Federación de Enseñanza de CGT considera que no comprometen en nada a las administraciones educativas,  aportan muy poco, dejan el peso de la responsabilidad a los centros escolares y profesorado y anuncian una nueva normalidad que se asemeja demasiado a la vieja anormalidad precaria en la que la Educación Pública lleva años malviviendo en todos y cada uno de los rincones de este Estado.

Para este viaje no hacían falta alforjas, concluye el comunicado, haciendo un llamamiento a la comunidad educativa (familias, alumnado y profesorado unidas) para que asuma la defensa de la dignidad de la Educación Pública con los medios a su alcance y se movilice.

O nos movilizamos o nos inmovilizan para siempre.

 


Fuente: CGT - Enseñanza

La Federación de Enseñanza de CGT manifiesta su absoluta repulsa ante las medidas para el inicio y desarrollo del curso 2020-2021 acordadas por el Ministerio de Educación y las Comunidades Autónomas