El sector ferroviario, como el resto de la economía, está afectado por la crisis del sistema capitalista. En todos los países, gobierno y patronal ponen en marcha una serie de planes de austeridad que responden a las exigencias de las instituciones mundiales : Fondo Monetario Internacional, Banco Mundial, Banco Central Europeo, etc. (…)

Su receta es muy simple : hacer pagar a los pueblos, explotar más y más a las personas trabajadoras para acrecentar el poder y los beneficios de una pequeña minoría formada por capitalistas, banqueros e industriales. Los pueblos resisten. Ahí está el ejemplo de las huelgas y manifestaciones de estos últimos meses en Grecia, Gran Bretaña, España, Italia, Francia, Alemania, Polonia, etc.

Desde la aplicación del « modelo inglés » a comienzo de los años 90 y sus dramáticos accidentes, la privatización de los ferrocarriles se está generalizando en Europa bajo diferentes esquemas : transferencia de actividades hacia empresas privadas (restauración en los trenes, limpieza, atención al viajero, mantenimiento de vías y trenes), multiplicación de filiales de régimen jurídico privado donde el personal carece de los derechos del convenio colectivo « ferroviario », separación de infraestructura y explotación, creación de empresas privadas de transporte ferroviario que imponen peores condiciones de trabajo. Las reestructuraciones incesantes en lo que queda de las empresas públicas tiene graves consecuencias : destrucción masiva de empleos, accidentes de trabajo, competencia absurda entre servicios.

Gobiernos y patronales multiplican su propaganda para intentar convencer de que la privatización del ferrocarril es un hecho inevitable. Algo que no responde en absoluto al balance de lo ocurrido en 20 años de liberalización, ¡sino todo lo contrario ! Aunque sea el mejor modo de transporte, social y ecológicamente, el tráfico de mercancías no cesa de decrecer en beneficio de la carretera, modo más peligroso en el que impera el “dumpig social”. Los viajeros del ferrocarril se encuentran cada día con trenes más caros, a menudo retrasados o suprimidos, y estaciones « desiertas de personal ». Sobre la red ferroviaria, se multiplica el número de empresas que operan con intereses contradictorios, algo que va en claro detrimento de la seguridad.

20 años de experiencia lo demuestran : la privatización no ha sido una buena solución… ¿por qué gobiernos, patronal e instituciones europeas quieren profundizar aún más ? ¿por qué, si no ha funcionado con las mercancías, nos proponen hacer lo mismo con los viajeros o la gestión de las estaciones ?.

El transporte ferroviario de mercancías ha sido el primero en sufrir el ataque. En toda Europa, empresas privadas incrementan sus tráficos en detrimento de los operadores públicos. El resultado es que decenas de miles de ferroviarios trabajan ya con convenios colectivos mucho más bajos y con peores condiciones de trabajo. Los accionistas de las empresas privadas se enriquecen a costa « del lomo » de esos trabajadores ferroviarios. Y contrariamente a las tesis de sus políticas neoliberales, esto no sirve para desarrollar los tráficos ; todo lo contrario, pues el tráfico de mercancías no para de bajar, ya que hay una decisión política de favorecer a la patronal de la carretera, donde las condiciones de trabajo son aún peores.

Desarrollar el tráfico de mercancías por ferrocarril es una necesidad social y ecológica. Es un servicio público y debe estar asegurado por empresas públicas.

Pese a que la privatización del transporte de mercancías ha resultado negativa para la sociedad y para los trabajadores ferroviarios, gobiernos y patronales europeas trabajan en organizar la privatización del transporte de viajeros. En lugar de cooperar entre ellas, las empresas públicas de los diferentes países se dedican a organizar la privatización « en casa de sus vecinos ». En realidad, se dedican a generar nuevas empresas donde los ferroviarios pierden sus derechos para que al final no existan empresas públicas con buenos convenios y derechos laborales.

Hay que terminar con el monopolio ferroviario fáctico de las patronales europeas. Los ciudadanos de nuestros países necesitan trenes seguros, que llegan a la hora, limpios y que donde hay personal a bordo y en las estaciones. La experiencia nos dice que eso solo se consigue con un servicio público asegurado con empresas públicas.

En varios países, se ha abierto la transferencia del tráfico de viajeros regional a las administraciones regionales. Estamos a favor de que esos servicios públicos estén controlados de cerca por la ciudadanía, pero los proyectos vistos hasta ahora tienen poca utilidad para los viajeros y solo sirven para cercenar los derechos laborales del personal ferroviario. Las empresas privadas que se hagan con esos « mercados » lo harían con un personal formado y financiado por las empresas y dinero público, pero para aplicar la regla del beneficio inmediato.

En Europa, el transporte ferroviario es un servicio público y solo se podrá garantizar si lo trabajan empresas públicas que reinviertan sus beneficios, en lugar de aportarlos a la cuenta de resultados de sus accionistas. Para poder funcionar de manera eficaz, el sistema ferroviario debe ser integral. La gestión de la infraestructura no puede estar al margen de la explotación (como ocurre con el modelo impuesto por la Unión Europea). Hay que poner fin a la situación de enfrentamiento de intereses entre empresas que supone una fuente constante de mal funcionamiento, despilfarro y un peligro para la seguridad de ciudadanos y trabajadores ferroviarios.

La gestión de la infraestructura ferroviaria debe responder a las necesidades de la colectividad, no sobre la base de la rentabilidad y del beneficio de grupos privados. Hay que desenmascarar la hipocresía de las alianzas público-privadas, que en realidad consisten en financiar con dinero público los rápidos beneficios que sacan los accionistas de las empresas privadas. Poe eso defendemos un ferrocarril público.

También en el servicio público ferroviario están incluidas actividades como la restauración y atención a bordo o el mantenimiento y limpieza de trenes y estaciones. No hay razón para que estos trabajadores tengan menos derechos que las plantillas de las empresas públicas. Es una de nuestras reivindicaciones que todos los trabajadores del ferrocarril tengan los mismos derechos, basados en los convenios colectivos públicos.

Como ya ha ocurrido con otros servicios públicos (electricidad, comunicaciones, sanidad, …), la privatización del ferrocarril supondrá trenes más caros, cierre de líneas, que solo funcionen los corredores más rentables, abandono de tráficos regionales y de líneas transversales en beneficio de grandes alianzas de empresas europeas de alta velocidad y la degradación de la seguridad en beneficio de las ganancias de unos pocos. Los sucesivos « paquetes ferroviarios » lanzados desde la UE están destinados a apuntalar la liberalización y privatización de los ferrocarriles públicos. El proyecto de reforma que ahora se discute en el Parlamento Europeo trae nuevos peligros.

Las organizaciones sindicales que firmamos este manifiesto, nos reafirmamos en nuestra voluntad de trabajar juntos para defender un servicio público ferroviario en Europa que responda a las necesidades e intereses de la colectividad, trabajado por empresas públicas con personal cualificado y dentro del convenio colectivo.

Trabajamos para construir una red de sindicatos dispuestos a luchar dentro del sector ferroviario europeo, y por ello llamamos a participar en las próximas manifestaciones en defensa del servicio público ferroviario :

El 12 de Noviembre, MANIFESTACIÓN en Madrid

¡PARTICIPA !


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Fuente: sff-cgt

Manifiesto Unitario de Sindicatos Europeos : Por un Ferrocarril público y social