El 16 de febrero de 2019, la población argelina se echó a las calles para protestar tras conocerse que el presidente Abdelaziz Bouteflika, se iba a presentar por quinta vez a las elecciones presidenciales.
Este movimiento popular espontáneo se conoció como el Hirak, y su objetivo no iba ser otro que acabar con la tiranía implantada por la cúpula militar desde 1992.

Recordamos aquel asalto al poder de los militares, la anulación de la segunda vuelta de las elecciones legislativas y la dimisión forzada del presidente hasta entonces Chadli Benjedid. Su guerra sucia en los años noventa costó cerca de 100.000 vidas de civiles inocentes.

Argelia como el resto de países del Magreb, sigue siendo una colonia que abastece con sus recursos más valiosos al continente europeo. El gas argelino entra en Europa sin necesidad de un visado, arrebatado a un pueblo empobrecido y humillado por la dictadura militar.

Millones de argelinos siguen teniendo en la inmigración la única vía de escape, y para que esta fatalidad cambie algún día, nació el Hirak, el paso al frente de una clase obrera dispuesta a darlo todo para recuperar su país de manos de las oligarquías amigas de occidente.

Sólo en el último año más de un millar de personas fueron secuestradas, torturadas y encarceladas sin hablar de las que siguen desaparecidas.

Los compañeros del sindicato Confederación General Autónoma de trabajadores de Argelia CGATA, miembros de la Red Sindical de Solidaridad y Luchas, se sumaron desde el principio al movimiento obrero y fueron objeto de amenazas y semanas de privación de libertad.

La puesta en libertad de algunos activistas y periodistas, en vísperas de la manifestación del pasado 22 de febrero, no es más que una maniobra en aras de frenar el Hirak popular.

La decisión del presidente de declarar el día 22 como el día del “Bendito Hirak” o día de la fraternidad y cohesión entre el pueblo y el ejército” es una artimaña con una finalidad bien definida, institucionalizar y politizar el Hirak, o lo que viene a ser lo mismo, domesticarlo.

Desde CGT nos solidarizamos con la lucha del pueblo argelino por la libertad y la justicia social y condenamos las políticas represivas llevadas a cabo por los verdaderos gobernantes en la sombra, la cúpula militar.

Exigimos la puesta en libertad y absolución de todas las personas secuestradas por la dictadura militar argelina.

Condenamos igualmente la complicidad de la €uropa de los “derechos y libertades” que, ante esta situación, sigue amparando con su silencio la violación sistemática de los derechos del pueblo argelino, haciendo del interés económico su único y verdadero estandarte.


Fuente: Secretariado Permanente del Comité Confederal de la CGT

Solidaridad con el Hirak en Argelia