Desde CGT nos sumamos al comunicado para alertar y reclamar soluciones a la situación de embargo y amenazas de bombardeos que vive el Campo de Refugiados de Maxmur.
Este Campo, donde viven más de 13.000 refugiadas kurdas, afronta una situación terriblemente dura, soportando una serie de ataques militares contra la población civil.
Este Campo, donde viven más de 13.000 refugiadas kurdas, afronta una situación terriblemente dura, soportando una serie de ataques militares contra la población civil.
Maxmur es una ciudad a 60 kilómetros al suroeste de Erbil, la capital de la región del Kurdistán de Iraq. El campo de refugiadas, situado en la ciudad de Maxmur, en Iraq, está reconocido por las Naciones Unidas y, desde 1998, ha acogido a miles de refugiadas de Kurdistán del Norte o Bakur (Turquía). Muchas de las residentes del campo se vieron obligadas a huir de sus hogares en Bakur en los años noventa cuando el Estado turco llevó a cabo una brutal campaña de agresión contra el Pueblo kurdo y la destrucción de miles de pueblos, lo que obligó al desplazamiento de cientos de miles de personas. Desde su fundación, la población del campamento de Maxmur ha aumentado a más de 13.000 personas, y muchas hijas de las residentes del campo han nacido apátridas.
Este pequeño pueblo de refugiadas ha sido uno de los primeros lugares donde se ha llevado a la práctica el modelo del Confederalismo Democrático a través de las comunas (asambleas de barrio y de distrito) y de la asamblea del pueblo o Consejo Popular, así como de la Asamblea de Mujeres y la de Jóvenes para incorporar su importante papel en la revolución. Es así, y con mucho esfuerzo, como han dado vida -desde la nada, en una zona desértica- a huertos, cultivos, cooperativas, academias…; a un pueblo donde la formación, la ecología, la libertad de las mujeres y la vida comunitaria son fundamentales.
El Campo ha sido objeto de bombardeos por parte de la aviación turca, en concreto, el 6 de diciembre de 2017 y el 13 de diciembre de 2018 los bombardeos mataron a 8 residentes del campamento e hirieron a otros. Una situación que, lejos de terminar, ha continuado con un nuevo ataque sobre el Campo, producido el 19 de julio, en el que a causa de las explosiones, dos civiles fueron sepultados bajo tierra, afortunadamente, pudieron ser rescatados por otros residentes del campo y trasladados a un hospital. Actualmente ambos están bien. El bombardeo también causó daños en los viñedos y huertos de las y los residentes del campamento.
Actualmente el Campo se encuentra, además, en una situación muy crítica ante un bloqueo por parte del gobierno de la región del Kurdistán iraquí, que dura desde el día 19 de julio, después del ataque del 17 de julio en el restaurante Huqqabaz en Erbil que dejó tres personas muertas, entre ellas un miembro diplomático turco. También se ha detenido a civiles del campo y las familias de los detenidos no han podido ver a sus familiares.
El Consejo Popular del Campo de Refugiadas de Maxmur ha explicado en un comunicado que las y los residentes del Campo no tienen nada que ver con el ataque en el restaurante Huqqabaz. Por ello, creemos que se está criminalizando y represaliando a todo el pueblo que vive en Maxmur por su determinación en aplicar un modelo de autogestión y democracia directa, no controlado por los poderes estatales o regionales, ya sean de Iraq como de la región de Kurdistán.
Las consecuencias del bloqueo y embargo, que dura desde hace casi un mes, han generado una situación de emergencia. Se impide la llegada de suministros de alimentos y medicación; las y los residentes tienen prohibido entrar y salir del Campo, por lo que nadie puede abandonarlo ni siquiera por emergencias médicas o de otro tipo, ni para ir a estudiar o trabajar fuera del Campo. La clase trabajadora ha sido una vez más la principal afectada; muchas y muchos de los residentes que trabajan en Erbil han perdido su empleo. El embargo también ha tenido consecuencias fatales sobre las mujeres. Fatma Kara y Zeynep Ehmed, dos mujeres embarazadas, perdieron a sus bebés porque no pudieron ir a los hospitales de Erbil.
Por todo ello, nos hemos sumado a la petición al gobierno de la región del Kurdistán y a las Naciones Unidas para garantizar de inmediato el levantamiento del embargo sobre el campo de Maxmur, y que el Campo tenga acceso a suministros de alimentos y atención médica. También exigimos que el gobierno de Iraq y las Naciones Unidas actúen para poner fin a la agresión militar turca contra el campo de Maxmur. Si se permite que Turquía, una vez más como hizo en Afrin, como está haciendo en Rojava y con los bombardeos continuos en la montañas del Kurdistan de Iraq, actúe con impunidad, y siga atacando a las residentes del Campo de Maxmur, provocará más muertes y destrucción.
Con la solidaridad internacional debemos acabar con la impunidad y el silencio hacia los ataques al campo de Maxmur y defender este campo de refugiadxs único por su autogobierno, democracia directa y lucha por la ecología y liberación de la mujer.
Secretariado Permanente Comité Confederal CGT
Fuente: Secretariado Permanente del Comité Confederal de la CGT