No hay día en el que no se cometa alguna vulneración de derechos fundamentales en el Estado español -un país democrático en teoría-, amparada en un entramado jurídico perfectamente ideado para que tengamos muy difícil rebelarnos contra injusticias y abusos.
Hace pocos días, y tras un acto que ha tenido bastante repercusión en los medios de comunicación y en las redes sociales, conocíamos que dos periodistas habían sido detenidas por la Policía Nacional tras cubrir un hecho noticioso en Madrid, “capital de la libertad”. Se les imputan delitos como “daños contra el patrimonio histórico” y “alteración del orden público”. Ambas trabajadoras se encontraban cubriendo un acto reivindicativo en el Museo del Prado del colectivo ‘Futuro Vegetal’. Las activistas llevaban a cabo una acción de desobediencia civil para protestar por la crisis climática que amenaza nuestro planeta.
La libertad de información es un derecho incuestionable, que no solo tienen los profesionales de la comunicación, sino cualquier ciudadano o ciudadana en el Estado español. Es un derecho reconocido en el artículo 20 de la Constitución de 1978 –base del sistema democrático, según los “constitucionalistas”-, y también en el artículo 19 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Nadie, absolutamente ninguna persona, puede ser molestada por opinar, por recibir informaciones ni por difundirlas. Esto precisamente es lo que estaban haciendo las dos profesionales detenidas por la Policía Nacional durante el acto de protesta de ‘Futuro Vegetal’ en El Prado.
Comprobamos cómo una vez más la Ley Mordaza vuelve a respaldar a los cuerpos represivos, que se extralimitan en sus funciones, y actúan con total impunidad decidiendo qué derechos pueden ejercerse y cuáles solo están de adorno en nuestro Estado. También cómo el poder de la información, sobre todo en manos de colectivos y medios alternativos, asusta a quienes continúan reprimiéndonos e intentando silenciarnos. Pero al igual que sabemos que la Ley Mordaza fue creada para frenar precisamente este poder, también estamos seguras de que la labor de periodistas, comunicadores, reporteros gráficos, tuiteros, etc., es más necesaria que nunca, porque gracias a estos profesionales hemos podido demostrar lo que los cuerpos de represión son capaces de hacer en ausencia de cámaras de video y/o periodistas. Nos referimos a las manifestaciones de la ciudadanía, a las movilizaciones de la clase trabajadora y a los innumerables actos de organizaciones y colectivos sociales, a los desahucios, etc., donde el grado de violencia del Estado, a través de sus fuerzas represivas, han quedado constatadas para siempre gracias a la labor del “cuarto poder” en manos de gente con conciencia de clase.
Desde CGT consideramos que el derecho a la información es un derecho fundamental, y también un servicio público que como tantos otros en nuestra sociedad están siendo amenazados por la Ley Mordaza. Y en este sentido, ahora que se están llevando a cabo acciones en estos días para exigir al Gobierno de PSOE-Unidas Podemos que cumpla la promesa de derogar esta normativa, desde nuestra organización queremos mostrar nuestra solidaridad con las periodistas detenidas y acusadas en el ejercicio de su trabajo, y exigimos al Ejecutivo español el fin del acoso hacia los y la profesionales de la comunicación. Lo que no se cuenta no existe, y gracias a esta labor conocemos lo que sucedió en el Museo del Prado hace unos días y qué precio debe pagarse aún por ejercer el periodismo en este país. Al mismo tiempo, desde nuestra organización rechazamos la postura de algunas asociaciones de prensa y medios. Estas han dado la espalda a dos personas que fueron detenidas mientras trabajaban lanzando un durísimo mensaje a la sociedad, como que el “periodismo aceptable” es el que no es capaz de hacer tambalear los cimientos del sistema capitalista, el que no debe cuestionar demasiado ni hacer pensar a la opinión pública.
Para la Confederación General del Trabajo, la mejor ley es la que no existe, la que no se hace. Por eso exigimos la derogación total de la Ley Mordaza, una de las más dañinas hacia la ciudadanía y la clase trabajadora, y una grave amenaza para los derechos y libertades fundamentales de una sociedad democrática. Al mismo tiempo exigimos respeto por las profesionales de la comunicación por entender que sin periodismo no puede haber democracia.
No queremos leyes mordazas: ¡ni reformas ni maquillajes!
Secretariado Permanente del Comité Confederal de la CGT
Gabinete de Prensa del Comité Confederal de la CGT