La Confederación General del Trabajo (CGT), a través de su Secretaría de Relaciones Internacionales, ha manifestado en un comunicado su repulsa hacia las últimas condenas a muerte que el Estado de Irán ha estado imponiendo a personas cuyo único “delito” ha sido defender los derechos humanos.
Estas condenas a muerte, indican desde la organización anarcosindicalista, solo están motivadas por la soberbia de un régimen autoritario en un país donde los derechos más elementales –especialmente los de las mujeres- no están garantizados.
CGT menciona en su comunicado dos de los últimos casos, como el del ciudadano kurdo Mohammad Mahdi Karami, quien fue detenido en una de las protestas por el asesinato de la joven veinteañera Hadis Najafi, y sometido a graves torturas físicas y psíquicas. Otro ejemplo, más mediático por tratarse de un jugador de fútbol profesional, ha sido el de Amir Nasr-Azadani, también detenido cuando protestaba por el asesinato de otra joven, Mahsa Amini. En este sentido, desde CGT han recordado que el régimen iraní es una República islámica, una forma de Estado cuyo cuerpo institucional y normativo comparte las normas de la Sharia (ley islámica), y donde los líderes religiosos pueden llegar a ejercer un gran poder y control sobre la ciudadanía. De hecho, explican desde CGT, muchas condenas a muerte se basan en el delito “moharebeh”, que significa “enemistad contra Dios”.
Desde CGT, a través de su secretario de Relaciones Internacionales, David Blanco, se ha exigido al Gobierno del Estado español que interceda, a través del Ministerio del Interior, -departamento encargado de coordinar y ejecutar las políticas a nivel internacional sobre derechos humanos-, con el objetivo de frenar las ejecuciones de estas personas, a la vez que ha realizado un llamamiento a toda la sociedad para que respalde todas las acciones de protesta en defensa de la vida y de los derechos humanos.