En las últimas horas, y a través de compañeras y organizaciones afines a nivel internacional, hemos podido conocer la partida de Julien Terzics. La banda redskin ‘Brigada Flores Magon’, de la que formaba parte siendo el baterista, anunciaba la noticia el pasado 2 de julio.

Nacido en París, en 1968, Terzics era anarquista y miembro fundador de ‘Red Warriors’. Durante los años 80, se enfrentaron al fascismo, organizando un movimiento juvenil, de origen obrero y antifascista, para oponerse y combatir a la extrema derecha en las calles de la capital francesa. Su ejemplo incidió en muchos jóvenes de barrios humildes, contagiando la acción directa y con un mensaje claro y que, por desgracia, hoy cobra nuevamente mucho sentido: “No dejes las calles a los movimientos neonazis”. Esta idea, que desde hace algunos años venimos también indicando a nuestra propia militancia anarcosindicalista, es muy importante. En el Estado español hemos podido comprobar cómo, tras algunos años de baja movilización tras la pandemia de covid y las restricciones a determinadas movilizaciones bajo la excusa de la “seguridad”, la extrema derecha y sus satélites organizacionales (pseudosindicatos, colectivos, formaciones juveniles, medios de desinformación, etc.), han ido tomando protagonismo ante diferentes realidades que siempre han sido reivindicadas en las calles desde el movimiento obrero y el sindicalismo combativo y de clase. Nuestro lugar, como afirmamos siempre, es con el pueblo, al lado de la realidad de la clase trabajadora y las personas más vulnerables de nuestra sociedad. Es decir, nuestro sitio siempre está (y estará) en las calles, con las de nuestra clase.

En diferentes obituarios dedicados a Julien, en estos días se coincide en la paradoja de que este compañero haya fallecido precisamente cuando en su país, donde tantos años luchó contra las ideas reaccionarias y los discursos de odio de formaciones de extrema derecha, vuelve a existir el peligro de que los hijos y nietos de aquellos fascistas de los 80 ocupen un lugar en el parlamento francés, determinando la vida de millones de personas. Estamos pendientes a cómo se desarrollan los acontecimientos, y no solo en Francia, sino en otros lugares del planeta donde se están produciendo en estos días luchas relacionadas con el resurgir de ideas de épocas muy oscuras de la humanidad. Y es triste despedir a compañeros como Julien, pero también es muy descorazonador hacerlo en momentos convulsos, donde personas como él son más necesarias que nunca.

Intentaremos no detenernos en la lucha, seguir avanzando en la senda internacionalista de la solidaridad y la acción directa contra quienes pretenden doblegarnos.

 

Secretaría de Relaciones Internacionales de la CGT

Descansa en el poder, Julien.