Si algo tenemos claro en los procesos de autonomía gestados por el EZLN y sembrados como semillas en otras tierras y territorios de nuestro México, es que en la única palabra y justicia en la que podemos creer día a día es en la de abajo. En la Otra Justicia, aquella impartida por las y los de abajo.
La uniformidad reina en todo lo que se envasa y comercializa. Todo se ajusta al color y a la forma que el comprador quiere que tengan de por sí las cosas que se compran. Las cosas han de ser al gusto de quien las compra ¿o no?. Por eso en los supermercados el maíz es claro, uniforme y sin sorpresas, como se quiere que sea el maíz que de por sí se ha de vender y comprar.
La uniformidad reina en todo lo que se envasa y comercializa. Todo se ajusta al color y a la forma que el comprador quiere que tengan de por sí las cosas que se compran. Las cosas han de ser al gusto de quien las compra ¿o no?. Por eso en los supermercados el maíz es claro, uniforme y sin sorpresas, como se quiere que sea el maíz que de por sí se ha de vender y comprar.
Pero el maíz es como las personas, a veces quiere ser claro y a veces no. A veces quiere ser oscuro o rojo, negro o violeta. A veces no se decide y quiere ser un poco de todos los colores. A veces quiere ser amargo, intenso o dulce. A veces no quiere ser predecible y quiere sorprender. A veces decide no madurar en el tiempo que se espera para cosecharlo, sino ser chiquito un tiempo más para así ser más dulce después. A veces quiere ser mordido por quien le siembra y le cuida. Otras no quiere ser arrancado de la mata donde engordó su grano…
El maíz y las personas a veces no quieren ser envasadas al gusto de quienes las vayan a comprar. A veces prefieren elegir su color y no dejarse comprar nunca. Seguir siendo de la tierra, del barro, del aire y de la montaña… sin cambiar su color para ser envasado ni su sabor para ser fácil de comprar y vender. A veces deciden madurar más tarde, y saltarse los ritmos que marcan los mercados y los compradores. Desesperan a quien con la tierra hace negocio y con el pan fortuna…
Hay maíz que da dinero en el supermercado y es la alegría de quienes gustan de envasar, comprar y vender. Hay otro maíz que da color al maizal y alegran a quienes no gustan de envasar, comprar y vender, sino que gustan de saborear, vivir y sorprenderse…
Hay personas que son de los supermercados y personas que son de maíz y de tierra….
Sin duda alguna Alberto Patishtán Gómez es un hombre de maíz y de tierra. Por ello la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) le ha negado este miércoles 6 de marzo el asumir su caso por una votación de 3 Ministros – jueces – en contra (Jorge Mario Pardo Rebolledo, José Ramón Cossío Díaz y Alfredo Gutiérrez Ortiz Mena) a 2 a favor (la Ministra Olga María del Carmen Sánchez Cordero de García Villegas y el Ministro Arturo Zaldívar Lelo de Larrea), derivando a Alberto a que siga su proceso jurídico en Chiapas, al tribunal federal colegiado de Tuxtla Gutiérrez, justo en el territorio donde le fue armada la farsa de su acusación política en junio de 2000.
Con tal negativa la SCJN hace público no sólo en México sino en todo el mundo la podredumbre tan honda y el odio más irracional y endémico que tienen los de arriba en éste país contra los de abajo, y si son indígenas a quien se somete, todavía se agudiza hasta la saciedad y el hastío más repugnante la represión y el brutal ninguneo como bien lo saben los pueblos indígenas organizados alrededor del Congreso Nacional Indígena (CNI). La Suprema Corte es incapaz por todo lo descrito y, “presuntamente” además por pura y directa consigna política, de desplegar por la vía de los hechos el concepto integral de Reparación.
El nuevo gobernador de Chiapas, el priísta Manuel Velasco Coello, ha afirmado tras la negativa de la SCJN que Patishtán debe ser liberado. ¿Y? También recordamos a Juan Sabines Guerrero, anterior gobernador por el PRD, declararse a favor de la libertad de Alberto. ¿Y? Si algo tenemos claro en los procesos de autonomía gestados por el EZLN y sembrados como semillas en otras tierras y territorios de nuestro México, es que en la única palabra y justicia en la que podemos creer día a día es en la de abajo. En la Otra Justicia, aquella impartida por las y los de abajo.
Una de esas Leyes que hacen auténtica Justicia, de la de abajo, la queremos recordar y reivindicar justo hoy 8 de marzo, es la que parió entre otras muchas la Comandanta Ramona en el EZLN: la Ley revolucionaria de las mujeres indígenas.
Desde la CGT vamos a seguir exigiendo con todas nuestras fuerzas a la justicia oficial el reconocimiento de inocencia de nuestro hermano de lucha el profe Patishtán, y vamos a seguir acompañando y dotándonos de sistemas de justicia de abajo con todas y todos los que luchamos por ese mundo nuevo que llevamos en nuestros corazones.
¡Viva Alberto Patishtán Gómez!
¡Viva la Voz del Amate y los Solidarios de la Voz del Amate!
¡Viva el CNI!
¡Viva el maíz y la tierra!
¡Desterremos los supermercados de nuestras vidas!
Confederación General de Trabajo (CGT) del Estado español
Fuente: CGT-Chiapas