Desde 2007, año en que Rumanía entró a formar parte de la Unión Europea, el número de personas rumanas de etnia gitana expulsadas de Francia se sitúa entre los 8000 y 9000 anuales, cifra que en 2009 supuso un tercio de los deportados de Francia, más otro tanto en Alemania e Italia.

Hasta la fecha, dichas operaciones se llevaban a cabo sin que trascendieran a los medios de comunicación, despertando tan sólo la atención de unos pocos colectivos. Sin embargo, a finales de julio de 2010, el gobierno de ultraderecha de Nicolas Zarkozy anunció el inicio de las expulsiones masivas de gitanas y gitanos rumanos. Así, mediante una circular del Ministerio del Interior francés publicada el 5 de agosto de 2010, se ordenaba a los prefectos evacuar “300 campamentos o asentamientos ilegales en el plazo de tres meses, concediendo prioridad a aquellos ocupados por gitanos”. La novedad reside, por lo tanto, en conceder rango de norma a las actuaciones fascistas del gobierno, pues es la primera vez desde la II Guerra Mundial que en Francia una minoría es atacada en su conjunto sobre una base “étnica”, a pesar de ser parte integrante de la ciudadanía de la UE.

Estas medidas no son más que una parte de una ofensiva represiva mucho más amplia, que señala con el dedo a comunidades y grupos sociales enteros, estigmatizando a personas de etnia gitana, nómadas, migrantes, franceses/as naturalizados, padres y madres de menores “delincuentes”, etc… La propaganda del poder difunde y da por ciertos falsos mensajes sobre los gastos que producen los y las migrantes o sobre la relación de la migración con la delincuencia o la inseguridad, estigmatizando a miles de personas por su origen, o más bien por su situación económica, y condenando una vez más a las clases populares a la pobreza y la exclusión.

La expulsión de personas de etnia gitana de Francia no es solamente un acto de racismo, xenofobia y violación de los derechos humanos, sino que supone la constatación de la construcción de un capitalismo asimétrico (la Europa de varias velocidades) construido al calor de la UE donde se evidencian las desigualdades que ningún país quiere asumir. La misma UE que aplica con mano de hierro políticas de ajuste que condenan a la pobreza a su ciudadanía, que se mueve al ritmo que marca el capital y los mercados, no duda en saltarse a la torera su propia normativa en materia de libre circulación de las personas. Mientras apenas ninguna voz se alza en defensa de los derechos del pueblo gitano, la clase política europea, con Zapatero a la cabeza, desautoriza incluso las críticas vertidas por la comisaria europea Reding hacia las medidas impuestas por el gobierno francés.

Ante esta situación, reiteramos la repulsa ante la expulsión y acoso que sufren las gitanas y gitanos rumanos, y ante la creciente represión y persecución de migrantes, personas empobrecidas y clases populares justificada desde el poder mediante el discurso de la inseguridad. Frente a esto, apelamos a la solidaridad y al apoyo mutuo entre trabajadores y trabajadoras, sea cual sea su condición, nacionalidad o etnia.
Por la libre circulación de las personas Contra la Europa del Capital

Secretaría de Acción Social – Secretariado Permanente de la CGT



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Fuente: Sª Acción Social de la CGT

CGT ante la expulsión de las gitanas y gitanos rumanos en Francia