La organización anarcosindicalista ha seguido con atención el desarrollo de las movilizaciones, protagonizadas principalmente por jóvenes de la llamada “generación Z” (nacidos entre 1995 y 2010), cansados de vivir en la incertidumbre económica.

En Kenia la juventud ha dicho “basta”.  Ha salido a la calle y ha mostrado toda su rabia contra el equipo del presidente William Routo –empresario y “político profesional” con una dilatada carrera y experiencia en cargos de responsabilidad-. Las movilizaciones han terminado con cargas policiales, pero también con la vida de 23 personas. Y además hay decenas de heridos de diversa consideración. El presidente no ha tenido más remedio que dar marcha atrás en la aprobación de esta polémica ley económica que, a través de una subida de impuestos, iba a encarecer productos de primera necesidad, como el pan o el transporte público entre otros.

La gente ocupó la calle e intentó acceder al interior del edificio del parlamento. Miles de personas pusieron su cuerpo delante de la policía, sin más uniforme que la rabia, el descontento y la desilusión. El resultado, por desgracia y como siempre, ha sido la muerte de varias personas mientras luchaban contra las injusticias sociales y la miseria que iban a tener que soportar (más aún) las clases más vulnerables de la sociedad keniana.

La gente tiene derecho a sobrevivir y está cansada de no tener un futuro, de mirar a este desde la inestabilidad y la pobreza. Por eso, el rechazo total a esta ley económica y a la consiguiente subida de impuestos ha sido generalizado. Las calles de Nairobi, la capital del país africano, se han agitado con manifestantes solidarios frente al poder de turno. Llegar hasta las mismas puertas del parlamento, intentar a acceder a él, es una muestra inequívoca de dónde está el verdadero motor del cambio en nuestras sociedades: en la concienciación de que somos una sola clase, la clase trabajadora. Y como tal deberíamos organizarnos, porque es la única vía que nos queda para hacer valer nuestros derechos y libertades, para mejorar nuestras condiciones y establecer las bases de una sociedad diferente para las generaciones futuras.

El Ejecutivo de W. Ruto, por su parte, ha respondido como lo hacen siempre los burgueses asustados: con la represión, con el ejército, con su policía. Tras ejercer la violencia más cruel sobre su propio pueblo, asesinar a 23 seres humanos y herir a otros muchos, ha anunciado cínicamente que “retira su reforma económica porque ha escuchado a la ciudadanía”. Sin embargo, en Kenia el descontento es generalizado desde hace mucho tiempo, y desde el pueblo se ha criticado duramente los derroches económicos que la clase política lleva a cabo a costa de la vida de las personas más vulnerables.

Desde CGT, a través de su Secretaría de Relaciones Laborales, se ha condenado la represión ejercida sobre los kenianos y kenianas, y subraya la importancia de la concienciación y la organización desde abajo, sin líderes ni partidos, de quienes no tienen más salida que la acción directa.

 

Secretaría de Relaciones Internacionales de la CGT

 

Imágenes: Agencia REUTERS.

CGT muestra su solidaridad con el pueblo de Kenia: “Han tenido que morir asesinadas 23 personas para que el presidente diera marcha atrás en su reforma económica con la que pretendía encarecer productos de primera necesidad”.