Alternativa Antimilitarista-MOC ante la huelga general del 29S

Ante el conjunto de movilizaciones en el Estado Español contra los recortes del gasto social y de los derechos laborales, y entre ellas la huelga general del próximo 29 de septiembre, quienes constituimos Alternativa Antimilitarista-MOC deseamos dar a conocer las siguientes cuestiones desde nuestra perspectiva antimilitarista y noviolenta.

El Gobierno español desarrolla una política en favor de los grandes poderes económicos internacionalizados, desbocados en la acumulación de un capital financiero cada vez más especulativo, carentes de controles públicos, y generadores de desigualdad y miseria en todo el planeta. Esta barbarie se extiende generando inseguridad alimentaria, sanitaria, medioambiental… y otras formas de violencia estructural y guerra, hipotecando los recursos, el bienestar y las oportunidades del conjunto de la ciudadanía y de las próximas generaciones.

Este contexto está apuntalado por una política militarista y de control social, donde España se ha lanzado, integrada en la OTAN y bajo la hegemonía de los Estados Unidos, a jugar su papel en el mantenimiento de este injusto orden internacional.

El despliegue militar español en la ocupación de Afganistán supone diariamente 1 millón y medio de euros. Sólo en 2009 se gastó 716 millones de euros en mantener tropas en otros países.

Para el militaritarismo no hay recortes : El gasto y el personal militar y policial se incrementan mientras decrecen los recursos de las políticas sociales.

El gasto militar en el Estado Español crece anualmente, hasta situarse en la actualidad en un 12’47% del actual presupuesto : 23.115’03 millones de €. En el decenio 1999-2008 se incrementó, según el SIPRI, en un 37’7%. Actualmente, el gasto militar por día es de casi 50 millones de euros, y supone 395€ por habitante.

La investigación y la industria militar acaparan ingentes recursos. Los contratos de armas vigentes rondan los 30.000 millones de euros, lo que casi quintuplica los 6.045 millones que pretenden recortarse de la inversión pública entre 2010 y 2011. Las empresas armamentísticas han recibido créditos a un interés cero durante 20 años por un valor de 14.205 millones de euros, de los que no se ha devuelto ni un 1%. Simplemente con que se devolviera un 10% de estos créditos el Estado ingresaría los 1.500 millones de euros que va a ahorrarse congelando las pensiones en 2011. El gasto militar, de esta forma, se conforma como una de las bases generadoras de la deuda pública que tanto se dice combatir.

Además, España se consolida como vendedora de armamento : es el principal exportador de munición ligera al África subsahariana, el octavo exportador mundial de este tipo de armamento y el sexto país exportador de armamento pesado.

El capitalismo es guerra, y la guerra nos empobrece : Estas políticas antisociales de las que forma parte el militarismo exigen nuestra respuesta crítica y reivindicativa desde las políticas globales, a las cotidianas.

Desde el movimiento antimilitarista reclamamos el recorte drástico del gasto militar, hasta la abolición de los ejércitos ; reclamamos una política económica que reconozca que nuestras vidas y derechos valen más que los beneficios de los grandes capitales financieros.

Para ello reivindicamos una cultura de paz y noviolencia : el desarme y desmilitarización, la democracia, el desarrollo y los derechos humanos, y llamamos a la desobediencia contra el militarismo y sus causas, que son también las de la crisis.

Septiembre de 2010



Huelga general : avancemos hacia una nueva sociedad

(Grupo Antimilitarista Tortuga)

La convocatoria de una huelga general en el estado español para el día 29 de septiembre como medida de protesta ante los ajustes sociales y laborales del gobierno nos invita a realizar una serie de reflexiones.

Es cierto que nuestras sociedades occidentales están viviendo tiempos de crisis económica que afectan a las condiciones de vida de millones de personas. El desempleo aumenta sin cesar, las economías domésticas se precarizan y las coberturas sociales implementadas por el denominado “estado del bienestar” tienden a disminuir.

No es menos cierto que lo anterior que en este “río revuelto” hay quien aprovecha para pescar, y así vemos como los poderes económicos afilan sus cuchillos y se aprestan a mejorar el marco para sus negocios a costa de desmantelar derechos laborales y prestaciones sociales. Reforma laboral lo llaman, y es el estado –como secular brazo ejecutor de los deseos de las clases dominantes- quien la lleva a cabo.

En aplicación de lo anterior asistimos a un progresivo recorte del gasto público en dotaciones socialmente útiles y a una serie de reformas legislativas y administrativas conducentes a facilitar al empresariado la utilización de la mano de obra asalariada : aumento de la edad de jubilación, abaratamiento de los despidos, creación de nuevos tipos contractuales más “flexibles” etc.

Desde tal punto de vista entendemos la lógica de intentar contestar con una Huelga General a las decisiones de los políticos que gestionan dicho estado que comprendemos –según decíamos- como el instrumento que el gran capital emplea para perpetuarse.

Conviene tener en cuenta que mientras disminuye el rubro público en dotaciones sociales se mantiene dicho gasto en las partidas dedicadas al control de la sociedad por parte de las minorías dominantes. Nos referimos al dinero gastado en la construcción de prisiones y en aumentar las plantillas policiales y también al gasto militar propiamente dicho. Debería también ser motivo central de esta Huelga General la otra reforma que el estado está haciendo en estos tiempos de crisis y que es inseparable de la que tiene que ver con aspectos laborales y económicos. Nos estamos refiriendo al recorte sistemático de derechos y a la construcción de un estado policial. Son continuos los cambios para endurecer la legislación penal, la ley de extranjería y las atribuciones de los cuerpos policiales. Nuestra vida cotidiana ve disminuidos sus derechos día a día en virtud de mil y una ordenanzas municipales que son aprobadas sigilosamente y nos prohíben cada vez más cosas.

Dicho lo anterior, también queremos expresar algunas reservas con respecto a la convocatoria de Huelga General.

Por una parte desconfiamos de las dos principales entidades convocantes. Sabiendo lo incorrecto de generalizar, y conociendo que en ellas hay no pocas personas que trabajan con convencimiento y dedicación en la defensa de los derechos de las personas trabajadoras, los sindicatos CC.OO. y U.G.T. nos resultan sospechosos de formar parte casi orgánica de la institución estatal. Desearíamos equivocarnos, pero hoy por hoy nos resulta difícil imaginar que estas organizaciones como tales deseen impulsar una lucha que persiga logros auténtica y radicalmente transformadores para la sociedad.

Y si la Huelga General queda reducida a una sola jornada de lucha tras la que cada cual vuelve a lo suyo, jornada que persigue el corto objetivo de tratar de retener unos pocos derechos laborales o prestaciones sociales sin cuestionar de raíz el mismo sistema socioeconómico pretendiendo superarlo, entendemos que no habrá supuesto otra cosa que una oportunidad desaprovechada, con efectos desmovilizadores de cara al futuro, por mucho que se puedan alcanzar, quizás, algunos de esos pequeños objetivos.

Aún en tiempos de crisis, y estando afectadas/os por ella, no podemos olvidar que seguimos viviendo en un espacio privilegiado del planeta llamado primer mundo, o mundo rico. Nuestras dificultades económicas, siendo reales, no deben impedirnos mirar a esa gran mayoría de la humanidad que siempre ha vivido en una condición de pobreza absoluta, y que ahora también ve incrementada su situación de penuria a causa de la crisis. No podemos olvidar que llevamos décadas aprovechando ese desigual reparto de la riqueza del planeta para disfrutar de una capacidad de consumo injusta y medioambientalmente insostenible. Esta crisis y nuestras propias dificultades, en lugar de dirigirnos a una defensa mezquina de unos pocos derechos, reconociendo de paso al estado su capacidad de administrárnoslos, han de conducirnos a reforzar nuestros sentimientos solidarios y de apoyo mutuo con todas las personas del planeta. Y no puede haber otra solidaridad más real y efectiva que hacer desaparecer el sistema económico capitalista que es causa de los males citados. Acabar con el capitalismo al tiempo que redoblar los esfuerzos en la construcción de esa nueva sociedad igualitaria, justa, desmilitarizada, autogestionaria y medioambientalmente armónica a la que aspiramos.

Alacant, septiembre 2010