“Ante un mercado de trabajo, absolutamente mercantilizado y ausente de derechos laborales para las personas trabajadoras, ¿quién cambiará este modelo?

Los datos de los SEPE sobre el empleo, ocupación, contratación, afiliación a la Seguridad Social, paro, desempleo… relativos al año 2019, no ocultan lo que la inmensa mayoría de las personas trabajadoras (ocupadas o desempleadas) viven desde hace ya más de una década: un modelo productivo y social constituido estructuralmente sobre la precariedad, la rotatividad, la temporalidad y el empleo “huésped”, que solo genera miseria, incertidumbre, miedo y sumisión.

Mercado de trabajo con unos flujos de altas y bajas sobre los mismos puestos de trabajo (el empleo neto que se crea es mínimo), que para 100 puestos de trabajo se realizan 122 contratos, o explicado más sencillamente, cada trabajador cambia de contrato cada 10 meses.

Se han realizado 22,5 millones de contratos en el 2019, de los cuales solamente el 10% han sido indefinidos. Más del 27% de todos los contratos tuvieron una duración de siete días y hasta un 45% de todos ellos de un mes o menos. El mayor peso de los contratos a tiempo parcial llega hasta un 36% como consecuencia de la reforma laboral del 2012, supone un tercio de todos los contratos temporales realizados y casi el 41% de los contratos indefinidos.

El modelo de “mercado de trabajo” sobre estas premisas de rotatividad, inseguridad y volatilidad, se ha igualado al funcionamiento de cualquier mercancía, bien productiva, bien de servicios, donde lo único que cuenta son sus costes, en ese tránsito entre lo que produce (condiciones de empleo) y la rentabilidad que genera cuando esta mercancía llega al mercado.

¿Cómo es posible que se haya deshumanizado a las personas trabajadoras, se les haya desnudado de derechos laborales e incluso de derechos fundamentales y, el capital privado, su beneficio privado, rija los principios de funcionamiento de la vida?

No sólo son las leyes laborales y anti sociales que, de manera sistemática, vienen aplicándose desde los años 90 del siglo pasado contra la mayoría social y trabajadora, sino también y fundamentalmente que el capitalismo ha ganado en poder de tal manera que no se vislumbra hasta el momento una alternativa de lucha y de coherencia que sea capaz de romper con este sistema de desigualdad e injusticia social, el cual además se ha convertido en una amenaza muy seria para la vida en este planeta.

Para la CGT, las clases trabajadoras, activas, en situación de desempleo o pensionistas, mujeres y hombres, jóvenes y viejos, son las únicas que con su auto organización y con su lucha en los movimientos sociales activos, de manera seria, eficaz y sin tregua, podrán cambiar el actual estado de malestar, desigualdad e injusticia social y climática.

La única solución es la Movilización


Fuente: Secretariado Permanente del Comité Confederal de la CGT

Los datos del empleo del SEPE en el 2019