El jefe del Gobierno, Pedro Sánchez, y el de Ucrania, Volodímir Zelenski, se han reunido esta semana en el Palacio de la Moncloa para sellar un acuerdo de seguridad y ampliar la ayuda armamentística. Entre lo acordado se incluye la entrega de cien mil millones de euros en armas a Ucrania durante 2024.

El acuerdo al que han llegado ambos gobiernos es “bilateral”, tal como indican desde La Moncloa, y que vincula a los dos países durante un período de diez años, sin que quede claro cuál será la cantidad de dinero en armamento que se entregará en los próximos años.

El “Acuerdo de cooperación en materia de seguridad entre España y Ucrania”, es un documento de 18 páginas que expone todo un plan de colaboración en materia militar, y toda una declaración de intenciones en favor de la guerra y de la industria militar.

También se subraya que, desde el inicio de la invasión rusa, España ya ha comprometido, en el marco de la financiación a la Unión Europea (UE), once mil cien millones de euros en apoyo de las fuerzas de seguridad y defensa de Ucrania, y que otros cinco mil millones están previstos para el período 2024-2027 a través del Fondo de Asistencia a Ucrania, que depende del Fondo Europeo de Apoyo a la Paz. De momento, el total de ayuda militar bilateral que Espala ha aportado a Ucrania es de trescientos millones de euros.

Gran parte de esa ayuda militar que ha comprometido el Gobierno del Estado español en la entrega es de misiles “patriot”, además de carros de combate “leopard”, que llegarían a Ucrania a finales del mes de junio, tal y como anunció el Ministerio de Defensa.

Con este tipo de acuerdos, España refuerza su postura militarista en Europa y en la OTAN, y se consolida como uno de los grandes exportadores de armamentos a nivel global. Según el Instituto Internacional de Estocolmo para la investigación de la Paz (SIPRI), entre 2014 y 2023 España fue el octavo exportador mundial de armas, tras los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU, Alemania e Italia, alcanzando el 2’7 % del global de las exportaciones.

Y mientras todo esto sucede, España deja de aplicar el Tratado sobre las Fuerzas Armadas Convencionales en Europa (FACE). Este acuerdo, además de otras exigencias, establecía limitaciones al número de armas que podían tener 30 países, entre los que se encontraban los Estados miembros de la OTAN y algunos pertenecientes a la extinta Unión Soviética y del Pacto de Varsovia. En definitiva, ahora se abre el camino al rearme mundial sin ningún tipo de limitaciones.

Estamos ante una de las mayores escaladas militares a nivel mundial. En el caso del presupuesto militar del Estado español, el mito del 2 % de presupuesto está claramente superado en el año 2023, como denuncian en el Centre Delas en uno de sus recientes informes.

Este tipo de acuerdos de venta de armas a países en conflicto se hace saltándose la legalidad internacional, sin debate parlamentario, y sin ningún tipo de transparencia. E igual está ocurriendo con el genocidio en Gaza, y que desde CGT hemos denunciado en varias ocasiones.

Estamos hablando de unas desorbitadas cantidades de dinero que son detraídas de gastos sociales, de la sanidad o la educación, en uno de los momentos de mayor inflación y estancamiento económico. Esto demuestra la apuesta del Gobierno español por potenciar esta industria, altamente lucrativa y mortífera. Es la política de la muerte como modelo económico, una “necropolítica” dominada por los “señores de la Guerra”.

El Gobierno de Sánchez no solo se alinea con los intereses de la industria armamentística, también se posiciona del lado de un Gobierno como el de Zelenski, que ha recortado en derechos sociales, políticos y laborales apoyándose en la extrema derecha, y que basa su estrategia militar en el reclutamiento forzoso y la persecución política.

Desde la CGT hemos denunciado reiteradamente la hipócrita política de bloques imperialistas, por un lado Estado Unidos, la Unión Europea y la OTAN, y por el otro el de la oligarquía rusa, que sostiene al Gobierno de Putin. La principal causa de esta guerra, y en los más de veinte conflictos bélicos que ahora mismo asolan a otros tantos países, es la necesidad de sostener el régimen político-económico capitalista que nos conduce a la destrucción de la biosfera y de la vida en el planeta.

Por eso decimos: ni un euro para la guerra, ni un euro para la industria armamentística.

¡Fuera señores de la Guerra! ¡Para la Guerra nada, para la vida todo!

 

 

Secretariado Permanente del Comité Confederal de la CGT.

Más de cien millones en beneficio de la industria militar.