Entrevista a Àngel Bosqued, secretario general de la CGT en Cataluña: "Con la crisis los jóvenes han descubierto que colectivamente se puede decir no"
"No vale la pena construir un nuevo estado como el que tenemos, sólo porque sea catalán"
Ángel Bosqued es el secretario general de la Confederación General de Trabajadores (CGT) de Cataluña, un sindicato heredero directo de la CNT. Trabajador de seguros, tiene 56 años, de los cuales lleva 38 afiliado primero en CNT y luego a la CGT. Arma un discurso suave en la forma pero se adivina dureza en el fondo. Bosqued argumenta con pasión desde la sede de la organización, en el histórico local de Via Laietana (Barcelona), rodeado de pasquines y proclamas.
Acaba de ser nombrado responsable de relaciones internacionales del sindicato estatal. ¿Lo podrá compaginar con el cargo catalán?
No muy bien, porque sigo trabajando, no estoy liberado. En CGT se puede estar liberado pero lo dejamos para casos extremos. En este sentido, realmente el tiempo que puedo dedicar no da para los dos cargos. Además, no sería coherente que lo hiciera. Esta duplicidad es una situación temporal por unos pocos meses.
Por t anto, ¿la secretaría catalana la dejará pronto?
Sí, la dejaré en abril. Ya estaba planificado y lo haré durante el próximo congreso de Cataluña, en abril de 2014.
¿Cómo caracteriza la tarea de CGT?
Continuamos de manera rotunda con la tradición anarcosindicalista. Tenemos una vertiente ideológica profundamente arraigada en el mundo del movimiento libertario, y la queremos mantener. Ahora bien, no todos los afiliados de CGT son anarquistas o libertarios. En este sentido, tenemos claro que como sindicato nuestra labor es resolver los problemas de los trabajadores y con este objetivo ponemos en práctica nuestros principios y también aquellos mecanismos que nos vienen marcados por la ley o porque la realidad te obliga.
¿Esto quiere decir que no son ortodoxos?
No lo somos inamoviblemente, pero sí tenemos las raíces y la práctica, por ejemplo en la estructura organizativa del sindicato, pero a la hora de resolver los conflictos que tienen los trabajadores nos adaptamos a la realidad.
¿Y respecto al conjunto de la sociedad?
Nosotros, todos los sindicatos, asumimos que nuestra labor no termina de puertas adentro de las empresas. Esto en nuestro caso es innato. Siempre hemos pensado que no habrá transformación social si desde la fuerza que da tener mucha gente agrupada no trabajamos por transformar el mundo en su plenitud. El anarcosindicalismo siempre se ha preocupado de la vida total de las personas.
¿Para ser miembro de CGT hay que ser anarquista o anarcosindicalista?
No, claro. En nuestro sindicato convive un amplio abanico de personas: algunas coinciden con la ideología fundacional, u otras están de acuerdo con la práctica sindical y tienen personalmente su visión del mundo. Lo que significa que puede haber personas que militen en partidos políticos; eso sí, siempre dentro de la visión anticapitalista y antiautoritaria que tenemos. Es más, en el sindicato hay plena libertad de expresión y opinión y pleno respeto a los demás.
¿Cuáles son sus líneas de actuación ante la crisis económica?
Lo primero es entender por dónde vienen las bofetadas. No fue una crisis fácil de entender en cuanto a sus causas profundas. Al mismo tiempo no era una sorpresa para nosotros como anticapitalistas y antiautoritarios. Hemos visto claro que el sistema liberal era nuestro enemigo y pensábamos que por definición el sistema necesita fagocitar mano de obra, minorías sociales, al igual que fagocita el medio ambiente. Todo para seguir creciendo. Es decir, un sistema que partía del principio del crecimiento infinito para nosotros queda claro que tenía que fracasar. Pero cuando se produjo el crack no sabíamos realmente qué le estaba pasando al sistema.
¿Y para oponerse a ello?
No tenemos una receta, ni ninguna llave mágica, ni tampoco tenemos suficiente fuerza como para imponer ningún tipo de dinámica. Por lo tanto, cuanto más nos separemos de este capitalismo salvaje más nos acercaremos a una sociedad más ordenada, lo que no quiere decir acercarse a la socialdemocracia o al Estado del Bienestar sin más definición, porque antes de la crisis y en otros países habían llegado a ello, y allí las desigualdades también existían, con más paliativos, sí, pero las diferencias sociales existían.
¿Qué planteáis, pues?
Es necesario que el abanico de los salarios y de las posibilidades de tener una sanidad o una educación sea un abanico estrecho entre quien más puede y quien no puede. Por lo tanto, estamos contra la privatización de cualquier cosa que se pueda entender como servicio público; es más, los servicios, cuanto más socializados estén, mejor. No somos partidarios de que el titular sea el Estado porque no creemos en ello, pero entendemos que esta alternativa conlleva un menor nivel de desigualdad económica y sobre todo que un servicio público no debe poder ser nunca privatizado.
Otro punto sería fijar la relación entre los beneficios y los aumentos salariales. No tiene ningún sentido que se estén haciendo recortes en los salarios mientras los bancos y los directivos empresariales aumentan sin medida las ganancias y sus bonus.
¿Cuál debería ser, según su opinión, la relación entre el sindicato y los movimientos sociales?
La relación debería ser sin conflicto entre unos y otros. En este sentido vemos con optimismo lo que ha pasado con el 15-M y sus secuelas. Ahora bien, terminada la llamarada parece que ha vuelto una cierta tristeza. Pero el movimiento fue positivo, porque hasta ese momento parecía que los jóvenes no se integrarían en la lucha y que su objetivo sería ser buenos empresarios. Ahora parece que han descubierto el compromiso profundo y, lo más importante, que colectivamente se puede decir que no.
No sé si se lo han dicho, pero vistos los contenidos del ideario del 15-M parecía como si repitieran la esencia de la ideología de la CNT histórica ¿Está de acuerdo con ello?
Algunos de nuestros compañeros más veteranos comentaron, al ver aquellas movilizaciones, que sus contenidos ya los habíamos teorizado los anarcosindicalistas, aunque en nuestro caso quizás lo dijimos antes de tiempo. Sin embargo, después la misma dinámica ha hecho que quede una base para trabajar. Pero nos hubiera gustado que la gente de los movimientos sociales hubiera logrado organizarse mejor. Nosotros estamos y seguiremos estando junto a los movimientos sociales, porque creemos que debería haber confluencia.
¿Qué elementos diferenciales tiene CGT respecto a las otras opciones sindicales?
Lo diré con claridad, podemos estar o no de acuerdo con sus líneas de trabajo, pero lo cierto es que tanto CCOO como UGT parece que han puesto sordina a sus definiciones e identidades ideológicas. Nosotros mantenemos la nuestra, aunque no renunciamos a colaborar en lo que coincidimos. Y cuando no estamos de acuerdo totalmente entonces marcamos la diferencia pero intentando no alejarnos del marco general. Esto varía según los ámbitos: en alguna empresa o ramo de producción podemos coincidir y trabajamos juntos, pero cuando no coincidimos lo hacemos patente tratando de no romper.
¿Me puede poner algún ejemplo de esta práctica?
Sí. En la última manifestación de la enseñanza había pancartas, como la de la comunidad educativa, que ponían el énfasis en la ley Wert, y nosotros estamos de acuerdo con ello, pero había sindicatos que también nos oponíamos a la LEC catalana. Nos manifestamos juntos, pero nosotros, junto con otros, marcamos nuestra posición crítica también con las propuestas de la ley de la consejera Rigau.
¿Y es posible una confluencia?
De entrada lo es con los más afines. Nosotros estamos hablando y dialogando allí donde hay conflicto laboral o social con una serie de organizaciones, como COBAS, CNT o Solidaridad Obrera. La idea es que colaboremos en lo que nos pongamos de acuerdo, como ya ocurre a nivel estatal. Somos conscientes de que en algunas cosas coincidiremos y en otras no, y que la solidaridad no termina en casa. Nadie debe quedar excluido. Ahora bien, a eso yo lo llamaría unidad de acción, más que Unidad de Acción, así, en mayúsculas.
¿Qué piensa de la proliferación de huelgas indefinidas? Antes se buscaba hacer toques más parciales para llegar a acuerdos. ¿Qué ha cambiado ahora?
Pues que el sistema de producción se ha adaptado a las huelgas puntuales. Realizar una jornada de huelga en Seat le hace un favor a la empresa: se reducen los stocks y además la compañía descuenta el salario. Otra cosa sería hacer una huelga con objetivos estrictamente políticos, pero eso no lo veo hoy viable. La última huelga general, no fue general. Fue una huelga en general, quiero decir que no se limitó al mundo del trabajo: participaron vecinos, comerciantes afectados por la situación económica, jubilados… Pienso que de cara al futuro y en la situación de crisis que nos afecta hay mucha rabia acumulada y la gente, ante la estafa que ven que se ha perpetrado masivamente, piensa: ¡Qué más se puede hacer! Y aquí entran opciones como las huelgas indefinidas.
Siguiendo por este camino, ¿qué piensa del retorno de otra herramienta de solidaridad como las cajas de resistencia? Habían caído en desuso.
Las cajas de resistencia formaban parte de la estrategia clásica del sindicalismo. Pero hacia los años 80 del siglo pasado el conjunto de los sindicatos de aquí decidió no apostar por ellas. La razón es que quizás se puede crear una gran reserva de dinero con que ayudar a las huelgas, pero en sindicatos como el nuestro, donde quienes deciden son las entidades de base, ¿cómo se elige qué conflicto se ayuda y cuál no? Y en caso de que se opte y para apoyar a todos los conflictos, el fondo económico podría desaparecer en muy poco tiempo. En nuestro caso -siempre en una federación u otra- hay una reserva para echar una mano a un conflicto a un sector, pero no estamos por la labor de crear una caja centralizada. Otra cosa distinta es el caso de los maestros baleares, en que ha sido la sociedad quien ha asumido el protagonismo del apoyo a la comunidad educativa.
Cambiemos de tercio. ¿Qué piensa su sindicato del proceso independentista catalán?
Bueno, no hemos tomado una decisión colectiva, pero la mayoría de los compañeros pensamos que no vale la pena construir un estado como el que tenemos para que sea simplemente catalán. Es como cuando hace años había gente que quería los Mossos d’Escuadra y nosotros decíamos que lo que había de cuestionar es la existencia de policía tal como la entendemos. Si no cambia el contenido no vale la pena el viaje. Me gustaría saber si la Asamblea Nacional Catalana (ANC) sería tan contundente en reivindicar soluciones a los problemas sociales. Ahora bien, dicho esto, nosotros estamos de acuerdo con que se pregunte a la gente qué quiere ser. El derecho de autodeterminación lo tenemos incorporado a nuestro ideario desde hace décadas. Para nosotros esto no debe limitarse a preguntar sobre el tema nacional, si no que debe plantearse de manera amplia la consulta a la gente sobre la vida cotidiana o sobre cualquier cosa que afecte a los ciudadanos.
Otra cosa es, si se nos pregunta si estamos de acuerdo con el derecho de los catalanes a nuestra propia identidad, a nuestra cultura, a tener educación en nuestra lengua. Y en eso nuestra posición ha sido siempre nítida, sólo quiero recordar un ejemplo, CGT publicamos la cabecera más antigua en catalán, la revista Catalunya, fundada en 1937 y que, sin interrupciones, editamos periódicamente desde hace más de 34 años y ahora la distribuimos también por Internet.
Ahora está preparando el congreso de Cataluña, ¿prevéis grandes cambios en la ideología o en la estrategia?
De entrada es una oportunidad para hacer una lectura de lo que ha pasado los últimos seis años. Mirar qué se puede actualizar en nuestro discurso o nuestra posición respecto a los movimientos alternativos dar fuerza a la participación de CGT en los movimientos sociales, que quizás debería visibilizarse más.
Por otra parte, hay cuestiones de detalle, como la posición del sindicato sobre las subvenciones, asunto en el que hasta ahora se era muy reacio y que quizá acabe siendo aún más rígida en contra de estas ayudas. También estudiaremos mecanismos que nos ayuden a incorporar nuevas realidades laborales y también las nuevas profesiones surgidas de la nueva economía.
Fuente: El Diario.es